La escucha activa es una habilidad esencial para cualquier coach que desee tener un impacto significativo en el desarrollo y el progreso de sus clientes. El coach profesional se enfoca en lo que el cliente dice, para lograr clarificar los significados, no solo a nivel verbal, sino también a nivel no verbal y emocional, distinguiendo palabras, tono de voz y lenguaje corporal. Esto ayuda a establecer una conexión emocional y a construir una relación más sólida y duradera, donde el cliente se siente escuchado y comprendido, para que el proceso de coaching pueda generar resultados más efectivos.
La escucha activa implica estar presente en todo sentido, enfocado por completo en la conversación y prestando atención plena a todo lo que el cliente está comunicando. Esta práctica requiere que el coach manifieste un interés genuino, manteniendo una actitud de apertura y receptividad, respondiendo con empatía, comprendiendo las emociones y perspectivas del cliente.
Una técnica que sostiene la escucha activa es la paráfrasis, que es repetir y parafrasear lo que el cliente está diciendo, que funciona para clarificar o señalar puntos importantes, mantiene el enfoque de la conversación y contribuye a demostrar comprensión. Otro procedimiento de la escucha activa es hacer preguntas poderosas, que profundicen en creencias, metas y obstáculos que enfrenta el cliente, interpelaciones que desafíen a reflexionar y descubrir otras perspectivas y nuevas soluciones posibles.
En la práctica de escucha activa es importante evitar la interrupción, el coach debe silenciar su diálogo interior, permitir la comunicación profunda, no hacer suposiciones, debe aceptar y comprender las perspectivas del cliente sin prejuicios.
La escucha activa es una habilidad fundamental en el coaching efectivo, donde podemos establecer una conexión emocional con el cliente explorando sus pensamientos más profundos y significativos, comprendiendo sus necesidades y limitaciones para ayudarlos a superarse y facilitando su crecimiento y desarrollo personal.
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