Pudiéramos pensar que, tras una época convulsa como la vivida y la fatiga post-pandémica, es algo frívolo potenciar nuestra vertiente afectiva positiva en lugar de detenernos en nuestros miedos y nuestras heridas. Nada más lejos de la realidad: favorecer nuestras emociones positivas ayuda a desarrollar un mayor nivel de adaptación a los cambios y conseguir ese equilibrio emocional personal y colectivo que finalmente repercute positivamente en los objetivos de la empresa.
Está demostrado que una plantilla satisfecha en su puesto de trabajo goza de un mejor ambiente laboral, reduciéndose tanto la conflictividad como el número de bajas laborales, además de producirse un incremento sustancial en sus niveles de creatividad, productividad, compromiso y fidelidad.
A su vez, en una época en la que es el talento el que escoge las empresas y no al revés, es fundamental aspirar a las mejores condiciones posibles en el entorno laboral para seguir creciendo.
El bienestar corporativo es una forma de pensar bien definida y estratégica, con las personas en el centro, que comienza en la alta dirección y continúa extendiéndose por el cuadro directivo y los mandos intermedios hacia todos los segmentos de la organización.
Es un ejercicio de convivencia y liderazgo inspirador de persona a persona que va más lejos de unas condiciones de iluminación óptimas, una temperatura adecuada o unos procesos operacionales ágiles y poco burocráticos. También es algo que trasciende la alimentación saludable, la defensa del sueño de calidad, los descansos regulados en cálidas áreas habilitadas para ello, los team buildings cooperativos, el fitness, las rutinas de zumba o los programas de gestión del cambio: es un proyecto realista que persigue un ecosistema emocional más sostenible en las empresas y acorde con el entorno actual. Habla de personas trabajando con personas y para personas. Se refiere a empresas humanas que desarrollan su labor, en un ámbito cada vez más digitalizado, en el que la aportación de cada miembro del equipo es importante y suma en el resultado final.
Cuidar de nuestro cuerpo, nuestra mente, disfrutar con aquellos a los que amamos y dejarnos colmar, debe convertirse en una prioridad para seguir creciendo. Trasladar ese bienestar emocional al ámbito profesional es fundamental para cultivar la empatía, el equilibrio emocional y la cohesión de equipos, porque una de las grandes verdades que nos ha enseñado la situación vivida de los últimos meses es que, progresivamente, se reduce cada vez más la distancia entre los ámbitos profesional y personal. Muchos de los aspectos positivos, que aprendemos en el día a día en las empresas, son perfectamente aplicables a nuestra vida más íntima, familiar. Y viceversa… Experimentar con plenitud el momento presente, cultivando el bienestar, descubriendo nuestras fortalezas y apostando por nuestro equilibrio psicológico, es una forma excelente de invertir en un futuro mucho más prometedor y resiliente. ¡Empresas y personas son cada vez más conscientes de ello!
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