La elección de una carrera universitaria es una decisión realmente trascendente para los jóvenes, ya que empiezan a definir cómo será su futuro profesional. Y aunque es cierto que ninguna decisión es del todo definitiva o que la vida luego puede ofrecer otros caminos, cuando termina el secundario y comienza la etapa universitaria los chicos están haciendo una apuesta por aquello que creen los ayudará a ser personas prósperas y felices.
Pero claro, ese momento de decisión no está exento de tensiones, dudas y conflictos. Barajar varias opciones o directamente no encontrar un ámbito de interés tan fuerte es algo que suelen atravesar los jóvenes. Y muchas veces, esos dilemas deben convivir también con ciertas presiones familiares que buscan incidir en la elección. ¿Qué deben hacer los padres? ¿Cómo pueden ayudar a que sus hijos puedan decidir a conciencia y en base a sus propios intereses?
Dejarlos elegir: Los papás tienen que entender que la elección de los chicos es con ellos pero no por ellos. Esto significa que deben acompañarlos y mostrar que están presentes en el proceso, pero los protagonistas son los chicos, que se están empezando a conectar con su propia identidad ocupacional.
No apurarse: Es muy importante que no se apuren a elegir. Cuando se lo hace de forma impulsiva, rápida, sin haberlo pensado o analizado un poco, equivocarse es más fácil. Por eso es importante contar con información concreta, para que los chicos no se hagan una fantasía de cómo es cierta profesión y que luego, al empezar a probar, se terminen dando cuenta de que lo que eligieron no era lo que esperaban.
Transmitir su experiencia: Es importante que los padres puedan ser fuentes vivas de información, que cuenten cómo fue para ellos su trayectoria, que se muestren reales y no ideales. En ese sentido, no está mal que transmitan, si las hubo, las dificultades que ellos mismos tuvieron para elegir o decidirse.
No hay fracaso: Elegir una carrera es una apuesta. Los chicos se empiezan a conectar con una gran variedad de opciones de licenciaturas, pero también de tecnicaturas, actividades, cursos y profesorados. En los primeros años hay mucha movilidad porque se dan cuenta que lo que eligieron quizás no era lo que querían. Y si sucede eso no hay que vivirlo como un fracaso: los papás no tienen que meterles la presión de que no se pueden equivocar. La vocación no es una y para siempre. La vocación la pensamos como vocaciones múltiples.
Orientación vocacional: una herramienta fundamental. El objetivo del proceso de orientación vocacional es aprender a elegir. En Benziger contamos con la Evaluación One, diseñada de forma exclusiva para jóvenes, y les sirve para que puedan conocer en profundidad con qué talento vinieron al mundo, para qué cosas tienen un don natural, cierta facilidad y talento.
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